lunes, 28 de octubre de 2013

Concierto de Iván Ferreiro

Es viernes. Y por sorpresa conseguimos dos entrades para ver el concierto que Iván Ferreiro hace en el Arrecife. Nos juntamos con Marta y Armando para disfrutar del espectáculo. La sala a tope. En Razzmatazz no entra ni un suspiro. Calor, mucho calor, pero es lo que tienen las aglomeraciones. De todas formas todo el mundo sonríe. Es una ocasión especial y de hecho hace un calor horrible en la calle en pleno noviembre, ¿como no va hacerlo aquí dentro?


Imagen propiedad de Fede Nieto

Se apagan las luces. Puntualitat casi británica. Salen los músicos primero. Iván aparece sonriente y seguro. Por dentro quizá debe estar como un flan, pero él es de los artístas que se comen el escenario con patatas. Muchos años de bagaje y mucha confianza en sí mismo. Razzmatazz ruge como la marabunta. Primer concierto de gira y lo hace en el Arrecife, donde todo el mundo apunta un público difícil. Y llamándose su nuevo trabajo "Val miñor - Madrid Historia y cronología del mundo" va el tipo y se viene al arrecife a abrir la gira. A Iván le encantan los retos (lo que apuntaba antes de la seguridad).

Imagen propiedad de Fede Nieto

No voy a desvelarle a nadie las canciones que tocó, para eso que vayan a verlo (siempre he odiado las críticas que te convierten el espectáculo en un recital previsible). Pero el concierto tuvo diferentes momentos:

- El teatro de Iván. Al más puro estilo Raphael, erguido y elegante posó y gesticuló como nos tiene acostumbrados. Iván no sólo canta, él vive e interpreta sus canciones. Saca los personajes de los que habla y los sube al escenario a cantar con él.

- El ñoño. Todos tenemos un lado cursi, romántico, sensible o llámalo x. Pues ahí estaba Iván sacándolo a relucir junto a todos los que cantaban (o intentaban cantar) piano en mano. Con sus mejores notas de terciopelo y seda creó un clima de amor tan profundo y tan real que todos nos enamoramos en ese momento: de su nuevo trabajo, de sus canciones de siempre, de los que estaban a nuestro lado compartiendo ídolo y gustos musicales.

- Subidón, subidón. Canciones cañeras, de esas de saltar y desgañitarse, de las de creerse el rey de la fiesta. Cuando imaginas que no hay mundo más allá de esas notas que impulsan a tu cuerpo a moverse sin parar como si la quietud fuera a romper la mágia de esa energía proveniente del escenario.

Fue un concierto lleno de sonrisas (Iván es de los pocos artistas nacionales que sonríe a la vez que canta), de complicidad con el público, de pocas palabras y muchos aciertos. Con un repertorio muy bien elegido y mimado para la ocasión. Iván es un animal de escenarios, y se le nota. Eso llega a la multitud que abajo le ofrece su alma y su voz a cambio de las dos horas de entrega y pasión que él siente por su trabajo.

Imagen propiedad de Fede Nieto

Con un apoteósico final de show, Iván y su banda se despidieron dejándonos a todos con ganas de más. Y eso es síntoma de que ha valido la pena haber estado ahí, ya sea para contarlo o para recordarlo.


Lucía

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