miércoles, 6 de marzo de 2013

Concierto de Rubén Pozo

imagen: Titan Pozo
Hace 4 días Rubén Pozo tocó en el arrecife. No fue un concierto para muchos peces, pero fue un evento especial. Creo que incluso muy especial. Un acústico emotivo y lleno de momentos cumbre.

Rubén con la música es un tipo ordenado, así que abrió con Nombre de canción. ¡Mi favorita! La cosa pintaba bien desde el principio. Sé que hay temas del disco mucho mejores por la poesía de la letra, por lo que cuentan, por colaboraciones, por la identificación que podemos sentir todos con ella, etc. Pero Nombre de canción es la primera que escuché del disco (yo nunca cuento los singles porque a veces no son representativos), la que hizo que me enamorara otra vez de Rubén como músico, como letrista, como artista. ¡Me dió un subidón! ¡Unas ganas de más! La primera vez de algo siempre es especial, como el primer amor que tanto marca. Nunca más habrá una primera vez de Rubén Pozo en solitario, y eso hay que saborearlo bien.

Rubén interpretó un repertorio amplio y muy bien elegido. No esperéis un listado de canciones. No soy periodista y no hago crónicas. Soy público, y en los conciertos voy a sentir, a cantar, a disfrutar. Y además soy un pez desmemoriado, no lo olvidéis.

El concierto tubo seis puntos esenciales (como las cuerdas de su guitarra).
El primero: la parte intimista. Rubén acompañado de una guitarra acústica.




El segundo: los monólogos de Rubén. Estuvo suelto, hablador como nunca lo había visto. Muy, muy cercano. Era como estar tomando unas cañas en el comedor de su casa.
El tercero: una celebración. Los días señalados se perciben, y algo estaba en el ambiente que hacía que fuera diferente. Acabamos cantando el cumpleaños feliz todos los peces a coro para homenajear el 30 cumpleaños de su primo Dani.
El cuarto: Saltaron chispas. Rubén nos deleitó acompañado con su guitarra eléctrica.




El quinto: Rubén se desmelena. Llega el momento en que la guitarra y él se funden en uno, cuando llevan un tiempo juntos se mimetizan y se acoplan para dejar de ser dos. Nadie se va dando cuenta, pero poco a poco, muy despacito a Rubén le van saliendo cuerdas, la guitarra se va desdibujando y llega el momento del ¡click! Entonces Rubén se olvida del mundo, de que está en un escenario, de los ojos del publico que lo señalan, del día, la hora, e incluso debe olvidarse hasta de su nombre; cierra los ojos y empieza el espectáculo. Es la esencia, su esencia. Es el solo de guitarra que más pelos de punta me ha hecho poner jamás.
El sexto: el bis. Por primera vez en la vida he visto salir a un artista sólo porque el público se lo pide, e improvisa y regala a los espectadores más canciones sin que ello estuviera preparado.


Si os gustan los conciertos y nunca habéis visto a Rubén Pozo en directo, corred a comprar ya una entrada porque es un espectáculo que no debéis perderos.


Lucía

No hay comentarios :

Publicar un comentario